Entre lo poco que sé de la vida, te diré que nada vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va. Ojalá que ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo deser correspondido.
lunes, 13 de julio de 2009
sábado, 11 de julio de 2009
viernes, 10 de julio de 2009
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Y yo sigo sin aprender.
Adiós.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Crecer es aprender a despedirse. Crecer es aprender a despedirse.
Y yo sigo sin aprender.
Adiós.