martes, 26 de agosto de 2008

II

No hay nada más mentira que estar seguro de algo. Ni nada más peligroso que estar en posesión de la verdad. En su versión cotidiana, nada peor que tener razón. La gente que tiene respuestas para todo llega a presidente de los Estados Unidos, así que ándate con cuidado. Y la gente que tiene preguntas para todo son las que inventaron las vacunas conocidas, así que toma nota. Asegurarse, un verbo detrás del cual se nos ve la pluma de la ignorancia, el plumón de la idiotez y el plumero del miedo.
Lo peor es que, como militante de la venta a discreción, puedo asegurarte que no hay industria más rentable que la del miedo. El miedo es impersonal, transferible y terriblemente contagioso. Se propaga sin costes de transporte y encima, con cada contagio, va mutando el virus, con lo que se hace cada vez más imposible su erradicación definitiva.
Al fin y al cabo, qué hay de malo en arriesgarse. O mejor, qué hay de bueno en no arriesgarse. Sufrir de lo mismo que sufrimos ya, pero más tarde. Seguir como estábamos, pero con menos tiempo para estar como estábamos. En definitiva, estar peor que estábamos, pero encima creyéndonos que estamos igual.

1 comentarios:

Carlos dijo...

tron que calorrrrrrr
y el texto este me ha jartao de miedo con la paranoia de la pluma y el plumero..
anda que no te firma ni mariella maja